Fin de la trasmisión

22:39. El viento se levanta.

Apago la luz, saco el foco. La luna sonrie cual gato chessire.

Ciero la puerta por última vez y mi gata y yo nos perdemos bailando en la noche.

La chica que tenía un corazón de gaviota

De los libros de lectura obligatoria que dan en los colegios, uno de los que más me ha gustado, recuerdo y recomiendo es "Historia de una gaviota y el gato que le enseñó a volar" de Luis Sepúlveda. Amo a ese maravilloso gato gordo, las situaciones que se van sucediendo  y hasta tiene un mensaje ecológico. 

Pero no quiero comentar el libro. Vengo a hablar de las lecciones de vuelo. Porque si una gaviota criada por un gato pudo aprender a volar, ¿por qué yo no?

¿Darias tus manos
por poder volar?
Esto es lo que han
hecho los pajaros

Las mil preguntas

Tengo un corazón de gaviota que sueña con volar y se rehusa a dejar que la realidad lo invada y ate a la tierra. No me basta con pensar y soñar, he decidido que en algún futuro próximo lograré volar.

No es un spoiler muy grande si cito el poema de Bernardo Atxaga con que el poeta escoge el momento para enseñarle a volar a Afortunada...

Pero su pequeño corazón
-que es el de los equilibristas-
por nada suspira tanto
como por esa lluvia tonta
que casi siempre trae el viento,
  que casi siempre trae el sol.

Las Gaviotas, fragmento

Y por eso en los días lluviosos como ayer mi corazón late más rápido, persigue relámpagos y sueña con el momento en que podré desplazarme sin tocar el suelo.

Denme un poco de tiempo; estoy en las fases iniciales de mi plan, pero en algún futuro no muy remoto les mostraré lo que puedo lograr.

Saltando charcos

Anoche empezó a llover como me gusta: con ralámpagos y truenos estruendosos. Yo estaba durmiendo en mi nueva casa y no pude evitar despertarme y sentir que el mundo giraba.
Ahora sigue lloviendo con el cielo completamente gris y el viendo golpeando los postigos. Estoy tratando de limpiar la otra casa y dejarla compleatmente desocupada, pero la tentación de hacer nada es demasiado fuerte...

A la hora de almuerzo me invitaron y me empapé completamente mientras volvía. Al principio cuesta animarse a salir, pero los que me conocen saben que amo mojarme con lluvia; y obviamente hoy no fue la excepción.
Mi paraguas celeste con flores blancas, que es tan característico y uso tan pocas veces en el año, me protegía la cabeza, pero el viento hizo que te mojara la ropa inevitablemente. Y mientras evitaba los charcos me acordé de la felicidad de usar botas de agua cuando era chica, y mi mami siempre recomendando que no saltemos en los charcos. Y es que salpicar a los amigos y mojarse los zapatos debe ser uno de los placeres de la infancia.
Sólo me faltan las sopaipillas y esto sería la tarde lluviosa perfecta.

Perdon y olvido

Estas 2 palabras suelen ir juntas, y suelen darme problemas en muchos sentidos.

Nunca me acuerdo bien cuál es la traducción de cada cual en inglés: forget, forgive; una entrega, otra recibe pero nunca estoy segura de cómo tomarlo ¿entrego perdón y dejo ir el recuerdo? Al final la forma que uso para diferenciarlas es pensar en la flor: nomeolvides, forget-me-not y de ahí por descarte saco el otro significado. Es lento y un poco tonto, pero en serio que luego de años y años es lo único que me resulta.

No me olvides

En español, y más cerca del plano de las acciones, tambien tengo problemas para asociar esas acciones. A veces escucho gente que dice "perdono pero no olvido" y nunca faltan los pseudo-filo-psicologos que tratan de hacer ver que para que el perdon sea completo debe estar acompañado de olvido. Como si fuera tan facil olvidar. Al principio traté de hacerlo, después de todo es parte de la ley de la selva según Rudyard Kipling: una vez que se recibe el castigo, se olvida la ofensa y la vida continúa normal; pero simplemente hay cosas en la vida que no puedes olvidar, especialmente si es algo que te lastimó y requiere una disculpa.

Y entonces miro a toda esa gente resentida que dice que perdona pero pero no olvida, y veo como conserva la amargura y pienso en qué se podría hacer para ayudarlos para que puedan vivir más sanamente. No cometería la estupidez de aconsejarles que olviden, yo misma recuerdo la famosa frase "si alguien te lastima una vez, es su culpa; pero si lo hace dos veces es culpa tuya" y la otra, parafraseando a Coelho porque no me la acuerdo de memoria, "lo que sucedió una vez puede que se repita, pero si sucede 2 veces con seguridad volverá a ocurrir". Y entonces, ¿dónde me deja eso? Esto de luchar por tu salud mental no es tan simple.
Y en las charlas te hablan del equipaje emocional, y la importancia de aligerarlo y desprenderse del resentimiento. Y todo bien, pero no es como dejar la mochila de ropa extra que simplemente te hace sobrepeso a la hora de subir al avion. No podemos olvidar, asumásmolo; pero podemos elegir que hacer con los recuerdos, cómo reaccionar. Depende de cada uno curar las heridas, ojalá con ayuda del ofensor y simplemente recordar como quien lleva una cicatriz: mirarla sin sentir dolor. Dicen que las cicatrices dismuyen el tejido funcional... bueno, la vida no es perfecta.

No-balance de des-propósitos

Empezó agosto, mes de los gatos, mi mes. Terminamos la primera mitad del año y el periodo de finales de invierno... y yo postergué mi balance lo más que pude. Antes hacía revisiones de medio año para ver como se estaban cumpliendo mis objetivos para el año así diciembre no me tomaba por sorpresa y podía mejorar mi estrategia si correspondía; ahora que no tengo objetivos para el año es como sinsentido hacer balance, pero no pierdo la costumbre.

Dado que este año muchas decisiones había que tomarlas luego que intervinieran factores ajenos a mi, podría decirse que fue una larga espera. Descubrí cosas poco agradables acerca de mí y una fuerza no vista habitualmente.

Las situaciones que no cambian y los despropósitos que no se cumplen siguen estando ahí: no me inscribí al gimnasio, no tomé clases de canto; dormí menos horas de las correspondientes y no en los momentos que se supone; dejé proyectos a medias, no terminé los pendientes y aún así empecé otros; leí toneladas de insustancialidades, los días que fui puntual no hacen suponer ninguna tendencia de cambio en mi crono-agnosticismo y aprendí a despreocuparme del caos que me rodea;conseguí ahorrar, pero nunca faltaron las buenas excusas para interrumpir el proceso; mi acidez natural sigue fluyendo para deleite de quienes me rodean y quieren por mi misma.

¿Puntos a favor? Pude ver la intervención de Dios cuando le cedí el control, disfruté detalles pequeños y no tanto, mi pastelera interior afloró en una invasión de muffins.

Y aunque sigo sin saber que me depara el fin de año, mucho menos los años próximos, estoy decidida a disfrutar mi tiempo. Y quien sabe, en una de esas aún estoy a tiempo de entrar al gimnasio.

Planes

Es normal en la vida hacer planes, tener ideas que nos acerquen a los sueños que deseamos, o por lo menos una rutina que de sentido a la vida y nos mantenga activos.

Imaginamos que tenemos un recorrido que seguir, armamos nuestras cartas de navegacion y esperamos ver resultados de algún tipo. Pero nunca falta el detalle que altera los calculos cuidadosos, despues de todo "el hombre propone y Dios dispone".

De todas formas, gracias Dios. Gracias por haberme fortalecido, acompañado y llevado. Y gracias porque al final todo saldrá bien.