En todo el tiempo que llevo acá en Argentina nunca se me ha pegado el acento... será que hay gente de tantos paises diferentes y tan pocos porteños que al oido no le alcanza el impulso para imitar algún acento en particulas. Y por lo menos las "LL" las tango tan marcadas que me reconocen como chilena a kilometros.
Pero hay una instancia en la que por lo menos los tiempos verbales se me pegaron: al hablar con los pacientes. No es algo que haya razonado o internalizado, pero especialmente en pediatría este año me fluye el "vení para que te revise", "¿tomás los remedios?" o "¿qué sentís?".
Y tengo una buena excusa: hay que trasmitir confianza, los pobres pacientes ya se sienten suficientemente mal como para además preocuparse por lo que le dicen (y quién lo dice); en esos momentos donde se siente vulnerable lo menos que se puede haces es empatizar con el acento, ¿no, che?
Ya po.
ResponderEliminar