¿Puede haber alguna sensación de más completa felicidad? Por fin puedo disfrutar la anhelada tormenta sin estudiar, desde mi cama y escuchando la lluvia en el techo; y de paso poder comer lo que quiera a la hora que me de hambre...
Así que el experimento de hoy se ha inspirado en un mítico plato que sólo he oido en leyendas: Omelette. Con mayúscula.
Por algún extraño motivo me han dado ganas de cocinar con huevo, precisamente un plato que nunca he intentado antes y apenas cuando ya estoy frente a la sartén reparo que no busqué la receta orientativa por internet. Nuestra alquimista favorita tiene ganas de improvisar y aventurarse por desconocidos caminos culinarios sólo guiada por su poco sentido común (o el menos común de sus sentidos, no estoy segura de cómo es exactamente la semántica referida a este asunto).
Me da la impresión que la base de un omelette es muy parecida a la de un crepe, así que partimos por batir el huebo y tratar que quede ¿espumoso? en fin, y luego se debería freir... habilidad que tampoco practico con frecuencia. Lo bueno es que toda la operación termina exitosamente. Para mantener la reputación de alquimista agrego un poco de tomillo y entonces se me ocurre que debería acompañarlo con algo.
La ricotta ha sido seleccionada para tan alto honor. Pero como el hambre apremia simplemente vamos a marinarla en salsa de soya y en un impulso espolvoreo un poco de canela; esta alquimista está disfrutando la vida concientemente, quizás precisamente por lo inusual de sus actos (para los demás, no para mi desde luego).
Y si para terminar acompañanms con un té aromatizado a frutos del bosque capaz de despertar a la bella durmiente de la habitación del lado, ¿se puede pedir algo más para completar la felicidad? Lo dudo.
Perfecto!! Como a qué hora fue eso? Hoy pasé el mejor sábado de mi vida. Ser externa es una experiencia inapreciable.(También experimentamos en la cocina) Y me gusta mucho el Omelette!
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