La mayoría de la gente reacciona de 2 modos típicos cuando se enteran que uno estudia medicina:
Pero hay una reacción extra, en un porcentaje tan mínimo que no alcanzó a ser graficado: el 0,001% de los encuestrados (sabiamente) se dan cuenta que los estudiantes de medicina no son un buen partido y deciden alejarse de ellos. O apostar que no se casarán con uno de ellos, como hizo (osadamente) Gary; puede ser sonar fuerte o ser dificil de creer, pero las evidencias son innegables.
Una imagen vale más que mil palabras |
Cuando alguien tiene sus objetivos en la vida tan claros es algo digno de felicitar, y si decide apostar con sus amigos no se puede hacer gran cosa. Pero la situación cambia si luego se deja el documento (una servilleta en este caso) abandonado en la mesa del comedor; imagínense luego la reacción de un grupo de chicas, en su mayoría estudiando o por terminar medicina, cuando se sientan a almorzar y decubren dicho papel en la mesa.
Nadie está obligado a querer a los demás, pero es difícil de asumir que te puedan discriminar sólo por el hecho de estudiar determinada carrera. Personalmente, en esa época ni siquiera sabía quien era Gary, pero me sentí bastante molesta de saber que había alguien que despreciaba tanto a los médicos/estudiantes de medicina como para estar seguro que jamás sería capaz de casarse con alguo de ellos... diganme infantil, susceptible, lo que quieran; pero me lo tomé como algo personal y en ese momento deseé con todo mi corazón que un día se enamorara perdidamente de una estudiante de medicina y tuviera que comerse sus palabras, y sin aliño.
Y creo que no fui la única. Las demás chicas deben haberse molestado también, porque a medida que nos acercabamos al postre y seguíamos dándole la vuelta a la servilleta decidimos que sería una buena idea sacarle muchas copias y pegarlas en los murales del campus: comedor, biblioteca, etc. para alertar a las estudiantes de medicina que había un individuo de nombre Gary que las discriminaba, para molestar al susodicho y darle la oportunidad al resto de la gente que viera las copias de comentar el tema, embromarlo o lo que fuera. Así que después de almuerzo ajustamos la evidencia de la apuesta en otra servilleta a la que de dimos forma de informativo para la comunidad universitaria (sin modificar el docuemnto original, claramente) y sacamos copias para poner en los murales.
El plan era seguir poniendolas periódicamente, pero por cosas de la vida, de la disipación del enojo y las respectivas responsabilidades, nunca más le dimos vuelta al asunto. Hasta la semana pasada. Estaba buscando unas fotocopias cuando encontré una servilleta en una caja con cosas varias, ya han pasado casi 2 años y practicamente había olvidado la broma, pero me volví a reir y decidí que era un buen recuerdo para comentar más adelante; estuve a punto de eliminar la servilleta, pero prácticamente no usaba espacio entre mi montón de papeles inutiles que sólo sirven de registro (tengo todos los recibos de pagos de la universidad, del seguro médico, de giros, cuentas, etc.), así que decidí que si lo había tenido tanto tiempo daba lo mismo unos meses más antes de eliminar todo cuando desarme la casa.
Y ahora viene la parte interesante. Interesentísima, en realidad. Estaba almorzando con Pauli (la misma Pauli coprotagonista de "Abandonadas en el manicomio", "Visita al museo" y "Sincronía mental para preparar el examen de parásito") en el primer día de nuestras sesiónes de estudio en conjunto y le pedí que me contara los detalles de su noviazgo; llevábamos mucho tiempo sin vernos ni conversar, prácticamente desde el fin del cursado, así que casi no tenía idea de lo que le había sucedido en los últimos meses. Y comienza diciendo, "Es muy chistoso, porque Gary siempre dijo que no le interesaban las estudiantes de medicina, incluso una vez hizo una apuesta con unos amigos por eso". No es que sea un nombre demasiado común, además que al principio siempre lo confundía, pero entonces fue cuando todo encajó en mi mente... "¡No me digas que es ESE Gary!", Pauli sólo se rió y dijo "si, ese Gary".
Se podrán imaginar su cara cuando le mostré la servilleta. Imagínense tambien la incredulidad del susodicho cuando ella lo llamó para contarle... hacía poco que las otras partes implicadas en la apuesta la habían recordado y estaban cobrádola, pero él se desentendió diciendo que hasta que no viera el documento original no pagaba nada. Pueden imaginarse también que, pese a que muero de ganas y curiosidad, no estaré en esa cena... y sí, la apuesta no era conmigo y no va a pagar un puesto más y menos a la culpable de que la cena se lleve a cabo.
Pauli, la "rompe-esquemas" |
Digna de una película! TAAL CUAL! no pude parar de reírme
ResponderEliminarJuajuajuajuajua pooobrecito!!! Lo que son las vueltas de la vida!!
ResponderEliminarJajaajjaja aún recuerdo eso!
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