Se llama Mausi y maulla en alemán. Era de mis ex-vecinas que ya cumplieron, se graduaron y volvieron a sus casas (me alegro por ellas, pero las extraño a pesar de lo poco que alcancé a compartir con ellas porque son muy buenas).
(¿No es tierna? Foto sacada del FB de Silvia, su anterior responsable)
Es sumamente tierna y simpática, muy cariñosa. Una gran acompañante: nunca antes vi un gato que se cambiara de habitación junto conmigo, y que se acerque adonde estoy.
También intenta malinfluenciarme y me invita a dormir siesta; debe ser donde el sábado dormí casi todo el día después de llegar y ella estuvo al lado de mi cama todo el tiempo.
Cuando sea invierno va a ser genial rendirle honores y acariciarla mucho rato... porque ya saben, los gatos están convencidos que ellos son los amos y nosotros sólo estamos para servirles, alimentarlos y acariciarlos.
Como feliz propietaria de un gato negro debo confesarme de acuerdo con todo lo que comentas. Resulta increíble el afecto que llega a tomársele a estas criaturitas, que nos dan su compañía y cariño de forma desinteresada (sí, ya sé que los mininos son un tanto individualistas y que sus afectos a menudo van precedidos de cierta conveniencia) pero a estas alturas mi querido compañero de tardes y noches de lectura me resulta ya imprescindible.
ResponderEliminarBesos y disfruta de tu Mausi
¡Vivan los felinos y su grata compañía!
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