La chica que tenía un corazón de gaviota

De los libros de lectura obligatoria que dan en los colegios, uno de los que más me ha gustado, recuerdo y recomiendo es "Historia de una gaviota y el gato que le enseñó a volar" de Luis Sepúlveda. Amo a ese maravilloso gato gordo, las situaciones que se van sucediendo  y hasta tiene un mensaje ecológico. 

Pero no quiero comentar el libro. Vengo a hablar de las lecciones de vuelo. Porque si una gaviota criada por un gato pudo aprender a volar, ¿por qué yo no?

¿Darias tus manos
por poder volar?
Esto es lo que han
hecho los pajaros

Las mil preguntas

Tengo un corazón de gaviota que sueña con volar y se rehusa a dejar que la realidad lo invada y ate a la tierra. No me basta con pensar y soñar, he decidido que en algún futuro próximo lograré volar.

No es un spoiler muy grande si cito el poema de Bernardo Atxaga con que el poeta escoge el momento para enseñarle a volar a Afortunada...

Pero su pequeño corazón
-que es el de los equilibristas-
por nada suspira tanto
como por esa lluvia tonta
que casi siempre trae el viento,
  que casi siempre trae el sol.

Las Gaviotas, fragmento

Y por eso en los días lluviosos como ayer mi corazón late más rápido, persigue relámpagos y sueña con el momento en que podré desplazarme sin tocar el suelo.

Denme un poco de tiempo; estoy en las fases iniciales de mi plan, pero en algún futuro no muy remoto les mostraré lo que puedo lograr.