También las rosas son ingenuas y dulces, pero quizá sepáis que en una guerra de dos rosas murieron príncipes que eran como rayos negros, cegados por pétalos de sangre

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sábado, 24 de septiembre de 2011

La mala suerte de llamarse Sara

No me malinterpreten, por favor. Me encanta mi nombre, creo que es el nombre mas lindo del mundo y no me imagino siendo ninguna otra persona que Sara... no siento que pudiera responder a ninguna otra forma de llamarme, y creo que soy afortunada de que mis padres hayan escogido un nombre lindo (suena como estilizado, como volatil pero consistente) y aún más afortunada de que me guste. Hay mucha gente que está disconforme con el suyo, pero a mi siempre me ha gustado como suena Sara, me siento cómoda con él.
Entonces, ¿de dónde viene la mala suerte? aparte de que nunca faltan los graciosos que me preguntan por Abraham, claro. Pues de eso mismo: del peso de la historia.
Resumen rápido para los que no se acuerdan del contexto bíblico:
Sara era una mujer muy hermosa, esposa de Abraham y no podía tener hijos. Necesitaban un heredero y en vista de que el tiempo pasaba ideó su propio plan: darle su criada al esposo y adoptar el hijo que ésta tuviera... total era una usansa común en la época. Pasaron los años, ya no había opciones de que tuviera su propio hijo y entonces Dios confirma la promesa del 'heredero esperado' (uno escrito así con mayúsculas de lo importante y anhelado que era); ella dudó y se rió, y quién no en su situación y con su perspectiva tan humana. En menos de un año nació este Hijo de la Promesa. Y para contar la historia completa aunque no es tan agradable hay que agregar que hubo feas peleas familiares con el hijo anterior que ya no sería el heredero y un largo etc. que no es el punto de hoy.

Así que aquí estoy. Uno suele buscar cuál es la historia de la gente que comparte tu nombre, por lo menos yo lo hago y desde chica me contaron la historia; quizás no con todos los detalles desde el principio, y luego tardé un poco más en procesar todas las implicaciones de los actos. Y entonces recibí el peso de la herencia de las acciones de otros que han trascendido en la historia, y al caer en cuenta que son acciones tan básicas y comunes en cada ser humano tomé mayor conciencia de las veces que actúo así tambien. Y por más que me esfuerzo siempre tengo miedo de cometer esos mismos errores en particular... porque siempre nos estamos equivocando, pero hay hechos a los que les damos más importancia que al resto y castigamos más según alguna escala de valores en nuestra mente y persona (un hombre puede ser estafador y violento, pero algunos se centrarám en criticar su personalidad y otros su actuar).
Los míos (hechos, acciones criticables a los que me refiero) son gracias a la herencia de esta distinguida homologa
  • ¿Seré capaz de confiar en el plan de Dios, o me adelantaré con alguna estragia propia y aparentemente brillante?
  • ¿Cómo sabré que estoy actuando correctamente?
  • ¿Dudaré cuando se me diga qué hacer?
  • ¿Hasta donde repercutirán las concecuencias de mis actos?
María Teresa Budge escribió "nuestras sombras son mas grandes que nosotros mismos". Cuando ya no viva aún quedarán las concuencias de mis actos, de las ideas que inspiré en otros. Eso es demasiada responsabilidad. Es por eso que me preocupa llamarme Sara y actuar como mi antecesora biblica.

1 comentario:

  1. Sara Sara, mi hermana se llama Sara y se lo leí en su cumpleaños(hoy).
    Y como diría la propaganda de una Universidad en Bolivia: "No te preocupes, ocúpate"
    Saludos!

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